DIRECTIVO DEL SANTANDER RECOMENDÓ DESTRUIR LAS PRUEBAS SOBRE MALAS PRÁCTICAS

UN DIRECTIVO DEL BANCO SANTANDER RECOMENDÓ DESTRUIR LAS PRUEBAS SOBRE MALAS PRÁCTICAS EN EL BANCO

Los directivos de la entidad detectaron el fraude en la oficina de Peñaranda de Bracamonte, Salamanca, y pidieron al entonces director de la oficina que destruyese las pruebas

Algunos responsables de comercializar Valores Santander apuntaban en libretas de ahorro esta inversión de riesgo como si fuese un depósito a plazo fijo, para convencer así a los clientes de la seguridad de la inversión

“Que se destruyan todas las posibles libretas que se recojan del asunto de valores ante una posible revisión o bien que las guardéis en un sitio no visible que solo sea conocido por vosotros. Si hubiese cualquier revisión ajena a nuestra entidad podríamos tener un problema grave. Por lo tanto mi consejo es destruirlas”.

Esta es la orden que el director de la oficina de Peñaranda de Bracamonte, en Salamanca, recibió por correo electrónico el 7 de septiembre de 2012, según consta en la querella que ha presentando ante el juzgado central de instrucción de la Audiencia Nacional contra Banco Santander. Además han solicitado que se incluya en la instrucción ya existente por esta causa contra la entidad presidida por Ana Botín.

Quien le pedía la destrucción de los documentos era José Luis Iturbe Robles, a la sazón director provincial de Salamanca de Banco Santander. El correo que lo demuestra,  ha sido presentado junto con otros documentos de la querella en la Audiencia Nacional.

Las irregularidades en la comercialización de los llamados Valores Santander han sido ratificadas en varias ocasiones por los tribunales, como ha contado eldiario.es. Ventas realizadas antes de que la CNMV aprobase el folleto de emisión, firmas falsas, promesas de una seguridad financiera que nunca existió… Incluso, la entidad ahora presidida por Ana Botín fue multada en 2014 con siete millones de euros por la Comisión Nacional del Mercado de Valores en relación con este asunto.

En la Audiencia Nacional ya existe una causa abierta por este caso y han comparecido ante el juez Ismael Moreno los que fueron responsables en 2007 de la Unidad Control-División de Medios y Costes, Juan de Dios Fontecha, y de la Dirección del Área de Operaciones y Servicios Gabriel Escalante.

La explicación de la entidad financiera es que: “en cualquier comercialización no pueden evitarse aislados defectos formales. Cuando el banco detecta un error siempre lo corrige y compensa a los clientes afectados. En este caso, el banco compensó a todos los clientes de la oficina de Peñaranda de Bracamonte que pudieran haber recibido una libreta al suscribir Valores Santander”.

Pero los responsables de la oficina de Peñaranda de Bracamonte en 2007 se habían excedido en el celo de comercializar los arriesgados bonos convertibles que el banco emitió para financiar los 7.000 millones de euros que le costó la adquisición del banco holandés ABN Amro. Hasta tal punto que dejaron pruebas escritas irrefutables. Nunca pensaron que pudieran salir a la luz como lo hacen tras esta querella interpuesta por el director de la oficina de Peñaranda, que ha pedido que no se publique su nombre, y que se identifica como J. A.

“Ante la imposibilidad de convencer a muchos clientes de comprar unos productos tan arriesgados y complicados, el equipo de la antigua directora, Esperanza Vicente, decidió hacer creer a los clientes que Valores Santander era una imposición a plazo fijo y como tal la registraron en una libreta de plazo fijo de las de toda la vida”, explica J.A. Nadie reparó en la irregularidad de que la anotación no fuese realizada por la habitual impresora, sino con una antigua máquina de escribir. Ni siquiera les chirriaron detalles como que, para ahorrar tiempo, utilizaron incluso las antiguas comillas.

“Yo llegué como director a la oficina de Peñaranda de Bracamonte el mes posterior a la comercialización de Valores Santander en 2007. No sabía nada del tema hasta que en 2012 una clienta, Soraya López, denuncia su caso y el de su padre en la radio local”, explica J.A.

Casi por casualidad, al intentar llegar a un acuerdo con ella, los directivos de Banco Santander descubrieron que esa clienta tenía la compra de Valores Santander anotada en un libreta de ahorro de plazo fijo. “Por supuesto, eso no es posible hacerlo legalmente. El ordenador no te deja registrar en una libreta de plazo fijo un producto de alto riesgo. Lo que hicieron para convencerles fue teclearlo con antiguas máquinas de escribir”, puntualiza J.A.

Conscientes de la gravedad del asunto, estos directivos embaucaron a Soraya López para que les entregase toda la documentación, libreta incluida. Luego, sin mencionar siquiera el detalle de la libreta, le devolvieron todo el dinero a ella y a su padre tras solicitarles cláusula de confidencialidad a ambos sobre este tema. “Yo creo que incluso ahora, ella no es consciente de la importancia que tuvo que ella nos revelase la existencia de una libreta”, asegura J.A.

El caso hizo saltar todas las alarmas en la dirección de Salamanca de Banco Santander. “Tuvimos varias reuniones con Iturbe, con la directora de atención al clientes Asunción Pardo y con Oscar Bascones, el responsable de Banca Comercial de la entidad. Para buscar la mejor vía de solucionar el problema”, explica J.A.

El director de la sucursal de Peñaranda asumió la tarea de “tantear a los clientes” para ver si había más libretas, puesto que quienes habían comercializado los Valores ya no estaban en esa oficina. Según consta en la denuncia presentada ante la fiscalía, solo en la oficina de Peñaranda se detectó que, al menos, se había utilizado ese procedimiento en 109 casos.

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