La RENTA VARIABLE es la gran protagonista de los mercados financieros. Aunque en las bolsas de valores se compran y venden títulos de renta fija, títulos de renta variable y derivados, cuando la gente habla de la Bolsa se refiere al mercado de renta variable. Y cuando se habla de productos o títulos de renta variable, se está refiriendo, sobre todo, a acciones de empresas, es decir, a productos financieros con alta volatilidad, incertidumbre y riesgo.
Una acción es un título que representa una parte del capital social de una sociedad anónima. El inversor que compra acciones de una empresa se convierte en socio propietario de parte del negocio. Estos socios propietarios se llaman accionistas. Las empresas sólo emiten una cantidad limitada de acciones. En caso de quiebra de la empresa, se liquidan todos sus activos para pagar a acreedores y a los propietarios (accionistas). Los acreedores siempre tienen derecho a cobrar antes que los propietarios.
Los inversores compran acciones con la esperanza de que la empresa tenga éxito, pero se trata de un éxito incierto y depende de infinidad de factores, incluyendo la situación de la economía en general. Debido a ello, la rentabilidad de las acciones no se conoce en el momento de su adquisición. Por eso, se les considera títulos de renta variable.
El riesgo es una característica inherente a los valores de renta variable. Riesgo significa incertidumbre. La rentabilidad puede ser muy inferior o muy superior a lo esperado. En general, cuando se habla del riesgo de la renta variable suele considerarse sólo el riesgo de precio, puesto que se entiende que el resto de los riesgos (de insolvencia, de inflación, de tipo de interés, de tipo de cambio….) ya están incluidos en éste. Es decir, el principal riesgo de una inversión en acciones es que baje su cotización. Si usted tuviera que vender sus acciones cuando la cotización baje, podría perder parte o casi la totalidad del capital invertido.
La volatilidad es una forma de medir el riesgo y se refiere a las variaciones grandes de precio y de rentabilidad que sufre un mercado, un índice, una cartera o un activo financiero. Si un activo sube o baja mucho en poco tiempo, se dice que tiene alta volatilidad. El efecto de la volatilidad tiende a disminuir con el tiempo. Por eso, el inversor a largo plazo no debe alarmarse excesivamente por las fluctuaciones diarias de los mercados. Nunca invierta en acciones dinero que va a necesitar a corto plazo.