LAS ENTIDADES FINANCIERAS AÚN EMBARGAN MÁS INMUEBLES DE LOS QUE LOGRAN VENDER
La cartera de pisos, oficinas, suelo y otros inmuebles en manos de las entidades financieras continúa creciendo pese a sus esfuerzos por vender cuanto antes este tipo de activos. En los seis primeros meses de este año, los activos inmobiliarios que tienen las 13 principales entidades financieras suman unos 90.200 millones, 6.100 millones más que a cierre de año. La cifra supera incluso a la que tenían a cierre de 2011, antes del traspaso de activos al banco malo (SAREB) en 2012.
La partida que más aumenta es, además, la del más tóxico de los activos inmobiliarios: el suelo. Es el más difícil de vender y por eso las nuevas entradas por créditos sin pagar no se ven compensadas por salidas. Las entidades tienen ya suelo en su balance por un importe original de más de 35.000 millones de euros, que han provisionado al 59,4%. Los bancos han sumado 1.450 millones en seis meses.
Las grandes partidas que están aumentando a buen ritmo son los edificios terminados procedentes de financiaciones a promotores y los pisos embargados a los particulares que no pueden pagar su hipoteca. En cada uno de esos capítulos, la cifra aumenta en unos 1.400 millones.
Las entidades con un mayor volumen de inmuebles en sus carteras son La Caixa y Banco Popular, seguidos por BBVA y Banco Sabadell. La Caixa y el Popular son, además, los que más han elevado su cartera durante el primer semestre, tanto en términos brutos como netos, si bien la entidad catalana tiene coberturas mayores sobre sus inmuebles.
Bankinter continúa siendo la entidad con menos inmuebles. BFA-Bankia, NCG Banco, Catalunya Banc, Liberbank y BMN descargaron la mayor parte de su crédito promotor y de sus inmuebles con el traspaso al banco malo, pero la morosidad hipotecaria ha provocado que el volumen de inmuebles procedentes de la financiación de la compra de vivienda a particulares que se están quedando por impago (vía ejecución hipotecaria o dación en pago) haya aumentado con fuerza.
La evolución natural durante la crisis ha sido que el crédito promotor considerado teóricamente sano (aunque en buena parte no entraba en mora gracias a refinanciaciones cuestionables) ha ido pasando a subestándar (en riesgo de impago) o moroso y luego ha dado lugar a embargos, ejecuciones, quitas o daciones en pago que han aumentado la cartera de inmuebles de la banca.
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