BANKIA VENDIÓ ACCIONES A CLIENTES QUE NO TENÍAN EL TEST DE CONVENIENCIA Y A MENORES

BANKIA VENDIÓ ACCIONES A CLIENTES QUE NO TENÍAN EL TEST DE CONVENIENCIA Y A MENORES

Bankia vendió acciones en la salida a bolsa de 2011 a clientes que suspendieron el test de conveniencia a que obliga la ley y también a menores, aunque se exigía la firma de sus padres

La documentación enviada por la dirección de marketing de Bankia bajo el mandato de Rodrigo Rato a la red de oficinas con motivo de la OPS (oferta pública de suscripción) que ahora investiga la Audiencia Nacional especificaba que se debía realizar el test de conveniencia a todos los clientes minoristas a los que se vendieran títulos. Pero añadía que, aunque suspendieran esta prueba –lo que significaba que el producto no era adecuado para su perfil–, “el cliente podrá suscribir si así lo decidiese”.

No obstante, la documentación enviada a la red, a la que ha tenido acceso El Confidencial, advierte de que, en esos casos, “deberá extremarse la diligencia con el cliente, advirtiéndole sobre este aspecto, incidiendo nuevamente en las características y riesgos del producto”. En el caso de que fuera el cliente el que se negase a hacer el test, “se le deberá advertir de la imposibilidad de valorar si el producto resulta adecuado para él”, pero también se le podían vender acciones.

Estos ejercicios eran obligatorios en el momento de la salida a bolsa, julio de 2011, según la directiva europea MiFID, para evaluar la adecuación de los productos de inversión al perfil de los clientes. Eran de dos tipos: el test de conveniencia, que debía realizarse a todos aquellos minoristas que adquiriesen acciones en la oferta; y el de idoneidad, que está dirigido a aquellos clientes que recibían un servicio de asesoramiento personalizado o si se les gestionaba la cartera. Las entidades podían obviar este test sólo en el caso de que la compra fuera iniciativa del propio cliente.

Asimismo, esta documentación contemplaba la venta de acciones del banco a menores de edad. El llamado “argumentario comercial” remitido a las sucursales para que contestaran a las preguntas de los clientes planteaba: “¿Un menor de edad también puede invertir?”. Y contenía como sugerencia de respuesta: “Los menores de edad sí pueden invertir, con su NIF y estando la orden firmada por su representante legal”.

Presión para colocar acciones

El escándalo de las preferentes demostró que las cajas que se fusionaron en BFA-Bankia, sobre todo Caja Madrid y Bancaja, no aplicaban los test de manera correcta, e incluso se los entregaban ya rellenados a los clientes que no daban el perfil, que sólo tenían que firmarlos. Además, en el caso de la OPS, la presión sobre la red de oficinas para colocar las acciones a sus clientes fue extrema por parte de la dirección de banca de particulares que ocupaba Fernando Sobrini, según diferentes fuentes de la entidad.

Según estas fuentes, Sobrini hizo un road show por todas las sucursales de Bankia para imponer unos objetivos de venta muy agresivos a cada uno, objetivos a los que además estaba ligada la remuneración variable de los directores de oficina. Se da la circunstancia de que Sobrini sigue ocupando la dirección general adjunta de banca de particulares en la actualidad bajo la presidencia de José Ignacio Goirigolzarri, que lo mantuvo en su puesto incluso cuando fue imputado por la concesión de créditos a Gerardo Díaz Ferrán.

Esta enorme presión es la que explica que hubiera que colocar acciones como fuera a todo tipo de clientes, aunque fueran menores o no tuvieran un perfil adecuado para los riesgos que implica la inversión en bolsa. Una necesidad que se agudizó con el rechazo unánime de los inversores internacionales a la colocación.

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