TRAS 4 AÑOS DE BANKIA EN BOLSA PÉRDIDAS DEL 99% PARA LOS QUE ACUDIERON A SU OPS
Esta semana se cumplen cuatro años del debut bursátil de Bankia, 1.460 días en los que la cotización ha pasado por múltiples vicisitudes: cuentas reformuladas, contrasplit de 1×100, pérdida del nominal, nacionalización de la entidad… El accionista que acudió a la OPV ha pasado de tener 3.750 euros en 1.000 acciones a 11,92 euros en 10 acciones.
El 20 de julio de 2011 Bankia debutaba en Bolsa en una imagen icónica del entonces presidente de la entidad, Rodrigo Rato, tocando la campana en el parqué madrileño. Las acciones de la entidad fruto de la fusión de Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja se estrenaban en Bolsa después de múltiples complicaciones ante las turbulencias que vivían los mercados.
Las acciones comenzaron su andadura en los 3,75 euros, una cifra que suponía un descuento de entre el 15% y el 25% sobre la horquilla que se había barajado y que era de 4,4-5,05 euros. Además, el precio suponía un descuento del 60% sobre el valor en libros. Con ese precio, el valor en Bolsa de Bankia alcanzaba los 7.641 millones de euros. Así un inversor que acudió a la salida al parqué tuvo que invertir 3.750 euros para hacerse con 1.000 acciones, se convertía en “bankero” –como rezaba la publicidad de la salida a Bolsa-.
Cuatro años después, el accionista que no haya vendido ni una sola acción tiene en su cartera de valores 10 acciones de Bankia que a los precios actuales de mercado, los títulos de la entidad cotizan a 1,192 euros, suponen 11,92 euros, un 99% menos. Además, habría cobrado un dividendo de 17,5 céntimos por sus 10 acciones. Tomando como referencia el precio de la OPV, las acciones de Bankia tendrían que valer 375 euros para que recuperara la inversión.
¿Qué ha pasado durante estos cuatro años para perder el inversor tanto valor? Las acciones de Bankia cotizaron a la baja durante el año siguiente a su salida a Bolsa. El 7 de mayo de 2012 el hasta entonces presidente, Rodrigo Rato, presentaba su renuncia y señalaba a Ignacio Goirigolzarri como sustituto. El 9 de mayo de ese mismo año se nacionalizaba la entidad a través de su matriz, Banco Financiero y de Ahorros (BFA), que era dueña de un 45% de Bankia. A finales de mayo, las acciones de Bankia cotizaban a 1,57 euros, la mitad que cuando salió a Bolsa.
A finales de ese mes de mayo de 2012 se acordó inyectar en la entidad 19.000 millones de euros en el mayor rescate de la historia de la banca española, que sumados a los 4.500 millones ya concedidos suponía que la excaja se había llevado por delante 23.500 millones de euros de los contribuyentes. El 28 de mayo se reunió el consejo de BFA y se anunciaba que se había reformulado las cuentas de 2011, el año de la salida a Bolsa. La entidad declaraba unas pérdidas de 3.318 millones de euros y una exposición al ladrillo de 40.000 millones de euros, muy lejos de las cifras presentadas para saltar al parqué.
A principios de junio, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, anunció que España reclamaba un rescate de hasta 100.000 millones de euros para sanear el sistema financiero español, finalmente solo fue la mitad y el “rescate de la banca” quedó en 50.000 millones. Con esta solicitud de rescate vino aparejado el MoU (Memorandum of Understanding), un documento que debía ser la hoja de ruta de la banca española de cara a su saneamiento y que en el caso de Bankia pasaba por despidos, reducción de capacidad y suspensión del dividendo entre otras acciones.
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